¡Prepara las piernas para la primavera!


¡La primavera está a la vuelta de la esquina! Y con ella, una de las zonas de nuestro cuerpo que más nos gusta descubrir son las piernas. Pero para que cuando llegue ese momento, estén perfectas, lo ideal es empezar a prepararlas en estos meses previos. Pero, ¿cuáles son los cuidados más adecuados para ello? ¿Qué tipo de ducha es más aconsejable?

En lo referido a la temperatura de la ducha, lo ideal es combinar agua caliente y agua fría dependiendo del momento del día y los efectos que busquemos.  El agua caliente tiene beneficios ampliamente conocidos. A nivel local produce un aumento del riego sanguíneo, que alivia la tensión y relaja los músculos. Al mismo tiempo acelera la limpieza y drenaje de la piel, abriendo los poros. Pero una ducha de agua caliente también tiene beneficios a nivel sistémico. Algunos estudios demuestran que puede aumentar los niveles de oxitocina, reduciendo la ansiedad. Además, alivia los síntomas del resfriado ya que actúa como descongestionante.

Por otra parte, la ducha con agua fría mejora significativamente el sistema inmunológico, nos ayuda a combatir las infecciones. Además, mejora el retorno de la circulación linfática y la circulación sanguínea. Esto se debe a que la disminución de la temperatura corporal produce de forma automática un aumento de nuestra frecuencia cardíaca y aumento del tono muscular, lo cual favorece el retorno sanguíneo. Como el cuerpo está intentando mantener la temperatura corporal, se consumen más calorías. En lo que respecta a la piel, el agua caliente abre los poros, mientras que le agua fría los cierra, mejorando el aspecto general de la dermis (esto también es aplicable al pelo, que se mantiene más brillante y con mejor aspecto, previniendo incluso la caída del mismo). Asimismo, el agua fría tiene efecto antiinflamatorio y tonificante.

Por tanto, lo ideal es que combinemos en cada ducha tanto agua caliente como agua fría, para obtener los beneficios de ambas, pero siempre acabando con el agua fría al final.

EXFOLIACIÓN

La exfoliación es un tema de gran importancia en la piel, también a nivel corporal. De forma habitual, las células de nuestra piel se renuevan cada 28 días. Con el paso del tiempo, esta renovación o recambio celular se va haciendo más lento. Si aceleramos ligeramente este proceso con exfoliaciones periódicas, la piel va a estar más tersa, uniforme, suave y flexible. Lo que conseguimos, por tanto, es eliminar la capa de células muertas superficiales y de esta forma, se van a absorber mejor los principios activos de las cremas que apliquemos posteriormente. También activa la circulación y favorece la oxigenación de la epidermis. Así, una piel bien cuidada e hidratada, se va a mantener joven y sin flacidez por más tiempo.

No existe un momento ideal para hacer una exfoliación, pero lo más cómodo es utilizar un gel o crema exfoliante (tipo “scrub”) durante la ducha; e inmediatamente tras la misma, aplicar la crema hidratante. No hay ningún paciente en el que esté contraindicada la exfoliación corporal, sin embargo, no se debe realizar en zonas con heridas abiertas, quemaduras o infecciones activas. Hay que ser más cuidadoso en pieles sensibles, para evitar la irritación excesiva. Lo ideal es realizarlo dos veces a la semana, aunque la frecuencia se debe adaptar a cada tipo de piel, y durante todo el año.
Al igual que en tratamientos faciales, debemos adaptar los tratamientos tópicos al estado de la piel, y de esa forma utilizar hidratantes adaptadas. Las específicas para pieles atópicas, con efecto despigmentante, etc.

TRATAMIENTOS MÉDICOS

En cuanto a tratamientos médicos para mejorar y tonificar las piernas, deben de estar personalizados a cada caso. Nosotros trabajamos con unos protocolos específicos (Body Age Management) en los que según la patología predominante (hoyuelos de la celulitis, grasa localizada, flacidez, estrías o presencia de varices) hacemos un plan de tratamiento personalizado. En el caso de pacientes con hoyuelos de celulitis, se recomendará la realización de Cellfina (por fin un tratamiento efectivo en esta patología). Sin embargo, para tratar la flacidez combinamos varias técnicas dirigidas a aumentar la producción de colágeno a nivel local y retensar la zona, que se siguen habitualmente de ondas acústicas para potenciar esos efectos. Y por supuesto, en pacientes con presencia de varices, tanto patológicas como estéticas, recomendamos su tratamiento por parte de la unidad de Cirugía Vascular.

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